jueves, 14 de abril de 2016

La Magia de una Noche

La magia de una noche
Había tenido un sueño extraño, por eso despertó mas temprano de lo habitual y sus ojos estaban bien abiertos y con un tamaño desmesurado.
Con el despertar sobreviene un estado confuso, que es una transición entre el sueño y la vigilia, era difícil en ese estado de sopor entender de manera precisa lo que estaba viendo. 
Había un extraño que estaba cerca... Era muy alto y vestía ropas extrañas. 
Parecía que su altura superaba el marco de la puerta... estaba amaneciendo y para colmo con la poca luz, no se apreciaban todos los detalles. 
Sí podía ver algo parecido a un gorro, tenia una barba recortada como pocas había visto y su tez era morena. 
Este desconocido estaba ya casi dentro de su habitación... 
Quería gritar, pero su voz estaba apagada, sabia que lo desconocido produce temor por eso luchaba por mantener la calma. 
Ese estado le recordaba cuando en una ocasión se cayó de lo alto de un árbol, donde había trepado para alcanzar el nido de un hornero, y con el golpe se le cortó la respiración. Era desesperante, no entraba aire a sus pulmones, no podía articular palabra. 
Pensó que lo que veía era realidad o tal vez estaba saliendo de un sueño, por que este extraño sí que era extraño. No era su papá, ¿y quien otro?...y a esa hora. 
La ventana que estaba entreabierta, dejaba ver a medias la arboleda del patio de la casa. En esos días anteriores había estado planeando todos los detalles... 
Su carácter tímido e introvertido y tan poco comunicativo, hacía que sus planes fuera su secreto. Su corta edad lo mantenía inmune a tantos comentarios recibidos de sus amigos, un poco mayores, que comentaban y eran escépticos, pero las pruebas recibidas en años anteriores certificaban sus creencias y afirmaban su fé. 
Su mamá le decía que era muy importante escribir sus deseos... “Mirá, lo que vos pidas, lo tenés que desear con todo tu corazón y se hará realidad”. 
“Como vos sos un niño bueno, que te portas bien y que me haces caso en todo, vas a tener tu premio. 
Magia..., siempre creyó que en esa noche sucedía algo mágico, su pequeñez lo ayudaba, su deseo intenso de creer... ¿Y por que nó?.
Cuidadosamente, había preparado un sitio especialmente dedicado para tal fin, lo limpió, adornó con algunas figuras recortadas de diarios de una semana atrás... era tan importante causar una buena impresión, mostrar que se había ocupado de todos los detalles. 
A las visitas hay que recibirlas como se merecen -siempre decía su mamá- y estas eran tan especiales... 
Cuando tuvo el plato de sopa ante sí, miró de reojo para ver que su madre no lo observara y lo tomó en dos o tres sorbos. 
Había una tarea más importante que cumplir. 
Como había preparado una carta con una serie de peticiones –todos sus deseos de un año entero- la colocó en un sobre que cerró con todo cuidado. 
La costumbre decía que había que colocar los zapatos (esto seria tal vez para identificar al dueño de los pedidos) y sobre éstos, la carta.
El año anterior el sobre, por indicación de su papá, lo había colocado en un buzón de correo, esos cilindros rojos que estaban en algunas esquinas de la cuidad y de una altura a la que no pudo llegar ( su mamá lo alzó y recién lo pudo colocar) a pesar de eso, recibió todo según lo pedido. 
Con sus apenas cinco, pero en dos meses más, en Marzo, cumpliría los seis, no estaba dispuesto a que no se cumplieran sus sueños, iba a seguir las instrucciones que habían sido muy claras: “del campito de al lado, hay que cortar una buena cantidad de pasto, vas a necesitar colocar uno o dos baldes con agua”.
A pesar del estado de confusión, se esforzaba por aclarar sus ideas: ¡sí, esa noche era la que tanto esperaba!. Cinco de Enero. ¡Sí, entonces ese extraño era uno de ellos¡. ¿Seria verdad o seguiría soñando? 

Compañera

COMPAÑERA

Ese día amaneció lloviznando, hacia frío y llevaba un buen rato cavilando sobre lo que se proponía hacer, pero no lograba poner en orden sus ideas.

Un insecto volaba a su alrededor, chocaba contra las paredes y contra el vidrio de la lámpara que lo alumbraba. Hacia una hora que se había cortado la luz, y ya habían pasado algunos días desde que se había decidido escribir algunas de sus memorias, pero las ideas se agolpaban de manera desordenada en su mente.

La hoja de papel seguía en blanco. De pronto, como siempre sucede, volvió la luz. Ahora sí que no había excusas.

Historias de vida de un tiempo lejano... Hacia ya casi 40 años que estaban juntos. Con nadie pudo estar tanto tiempo y llevarse tan bien.

Como decir que era un solitario, si siempre ella lo acompañó, sin dar ni decir más de lo que se le pedía, juntos pasaron por tantas cosas.

En sus 17 años había nacido ese deseo, que luego fue pasión, después de un festival: una guitarreada fue la marcó el principio de esa atracción.

Él era muy tímido, más ella le daba valor, le enseño a decir te quiero con la mirada, tenerla entre sus brazos, acariciarla sentirla vibrar, interpretar sus silencios.

Después vinieron los estudios... pero ella siempre se mantuvo a su lado: fue inseparable compañera en fiestas, cumpleaños, casamientos.

Todos eran un buen motivo para trabar amistades, relaciones, amores...

Ahhh... el primer amor...si pareciera ayer..., un mástil de barrio —esos que se usan en todas las fiestas patrias y acontecimientos importantes donde se reunía la comisión del centro vecinal— fue mudo testigo de una corta y casi queda declaración.

Era una noche de Otoño, todavía esta patente en la memoria, su figura recortada en la ventana y ese perfume abrasador, Alicia su nombre, como todo primer amor que nunca se olvida.

Él con diecisiete, ella recién cumplidos los quince. Todo era tan nuevo, solo quedaba entre ellos el misterio de lo que pudo ser, que no fue y esperaba para ser su secreto.

Abundante candidez, sentimientos puros, tan puros... como lo que tan poco dura.
Corazones que latieron juntos, vibrar al unísono, sentir la novedad de lo nuevo.

Dureza del existir. En todo eso, ella acompañó. Tal vez su silencio en los momentos duros, haya sido su ventaja para coexistir. Entender esos códigos misteriosos tan propios de un sentir que cuesta aflorar.

A su entender, puso notas de diferencia en toda su vida. Había que complacer... y el costo?. Ser un instrumento irrelevante, cuando se sabe principal. Ella siempre acompañó, siempre estuvo, siempre calló. Hubo otras, pero solo ella supo acompañar.

Sus formas, esas como la de mujer, y su voz...tenía alma de nogal.
Toda ella era eso: su guitarra preferida.